domingo, 29 de noviembre de 2015

Al museo, ¡a jugar!

Museo de los niños

El museo, ubicado en el patio de comidas del shopping abasto cuenta con tres pisos, en cada uno de los cuales hay diversos sectores de juego.

Al ingresar la rampa tienen espejos de diversos tamaños y formas a distintas alturas y dibujos de Milo Lockett, la siguiente se asemeja a un subte, con ventanas y pasamos fuera del alcance de los niños.
Uno de los primeros espacios que aparece es un gran inodoro con sus tuberías en forma de toboganes por los que uno se puede meter, un barco pirata, que está parado en la aduana del que se pueden cargar y descargar bolsos con una grúa que se maneja desde abajo. Hay también es ese piso una plaza blanda para los más chicos, una biblioteca amplia y bien iluminada, un camión del correo con bolsos y chaquetas, un supermercado abarrotando de gente dentro y fuera; un espacio de La Serenísima con réplicas de algunas máquinas, una cocinita y un laberinto. En el segundo piso cuenta con un consultorio médico y odontológico, una casa de azúcar que representa a la fábrica de Arcor y se puede usar una cinta transportadora, carretillas o pesar galletitas con una balanza de platillos; una estructura celeste a modo de refugio donde se relatan breves cuentos por una radio que nadie escucha, una torre con muchos pisos, un avión, algunas réplicas de autos a los que se puede subir y jugar a manearlos, un Mc´Donals con hamburguesas de goma para armar, mesas sillas y bicicletas para realizar el pedido y réplicas de las máquinas que se utilizan como freidora, máquina de helados, etc.;  un estudio de radio y televisión  y una selva de cañas de goma eva.



La mayoría de los espacios están auspiciados por alguna marca o empresa. Uno de ellos es el espacio de Speedy que cuenta con varias computadoras con juegos. Más allá de que el espacio necesita recaudar dinero para subsistir, no me parece del todo bien que un lugar de estas características cuente con  juegos electrónicos de "Gaturro" a los que los niños que visitan el museo pueden acceder desde sus casas; ya que corta con la dinámica del espacio, volviendo a los niños estáticos al igual que en sus hogares.

El espacio todo invita al juego y a la diversión, los niños disfrutan jugando a diferentes profesiones, metiéndose por laberintos o escalando torres. Es muy interesante para llevar a los niños del jardín, pero también muy caótico porque hay tanto para hacer y cada uno tiene una preferencia. Además hay mucha información en carteles que nadie se detiene a leer , ni adultos ni niños de cómo funciona el desagüe o por qué están allí las cañas de azúcar; hay mucha información que suma a la visita pero que se pierde ya que nadie la lee. Se aleja de la idea de museo que uno tiene, donde se exponen obras que nadie puede tocar, pero atesora un valor  cultural; aquellos saberes y conductas propias de la infancia, del juego y la diversión. Es un espacio que te lleva y te permite  ser niño otra vez.



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