Ruth Harf habla en
la video conferencia sobre la autoridad pedagógica. Esta no pone el
acento tanto en el qué se enseña, sino en el cómo se enseña. Está
unido a una idea, las estrategias metodológicas.
Autoridad viene de
autor, es quién produce algo, quién aumenta, enriquece y, potencia
la enseñanza. El término puede tener también un lado negativo,
mostrando prepotencia y soberbia. Ser la autoridad, ejercer la
autoridad, no tiene nada que ver con el autoritarismo; no implica
capacidad alguna de obtener una obediencia sumisa y de entrega o
donde se obtiene una respuesta esperada. Autoridad es aquella en en
la cual se genera y aumenta lo ya existente; no se crea ni aumenta a
partir de la nada. El docente habilita espacios, genera un
crecimiento en los demás, es un sostenedor; no es un dueño y
creador de aquello que origina pero tiene un lugar especial en dar
origen, transformar y generar lo que se necesita.
Está atento a lo
nuevo, a lo no esperando, generando un verdadero espacio de libertad;
repensando constantemente lo que está haciendo, y recuperando lo que
hizo hasta ahora.
¿Qué es lo que si
puede una autoridad? Pasar de la relación de un superior que explica
y un inferior explicado; a una transmisión que implica pasar cultura
para que el otro no se aun repetidor, sino un generador, un creador
de toda esa cultura que le es pasada. Requiere desarmar, desarticular
lo que ya se hizo, lo que ya se pensó para que lo que no se pensó
aparezca. Es también estar autorizado para.
La autoridad no es
quién pretende la mera obediencia, la sumisión, quién pide una
respuesta inmediata. Hoy la autoridad requiere aprender a hacer
buenas lecturas de lo que demanda, exigen y necesitan los chicos. La
autoridad debe hacer visible la voz del otro, a la necesidad del otro
y; debe pensar cuales son los dispositivos más adecuados para cada
situación.
Una autoridad
pedagógica es aquella que está dispuesta a brindar la información
que el otro necesita, que favorece discusiones y debates, coordinando
distintos puntos de vista y llegando a múltiples conclusiones, a
distintos modos de resolver un problema. Es quién proponer problemas
que no se le hubiesen ocurrido fuera del ámbito escolar.
Una estrategia es
pensar de que modo voy a transmitir algo, que criterios debo
utilizar. Estrategia y variable estratégica van juntos; ¿cuál es
el grado de conciencia que los docentes tienen de las huellas que
pueden dejar en sus alumnos las estrategias metodológicas que
emplean? La amenaza, el chantaje, el castigo, la descalificación, el
insulto, pueden modificarse por la motivación, y la preparación
para la investigación, generando una enseñanza más significativa
en los alumnos, dejando una huella que se recuerda positivamente.
Los educadores
deberían disponer de instrumentos de análisis para ver en que
medida actúan ante situaciones impredecibles o inciertas, tomar
conciencia de las decisiones que se toman en el accionar diario y del
impacto que tiene el modo de enseñar a los alumnos, quizás a partir
de su propia experiencia evitando caer en prácticas que dejaron una
“mala huella”.
No hay garantía de
que utilizando una cierta estrategia o modo de actuar ante una
situación se le permita a los chicos aprender; no es una ecuación.
Ruth Harf toma las
ideas de Roberto Heargraves quien, plantea que las estrategias son el
producto de una actividad constructiva y recreativa, que se vuelven
rutinarias y pedagógicamente legítimas y resisten a las
innovaciones. Esto hace que ante una situación se utiliza una
estrategia ya utilizada porque dio resultado y no se evalúa si
existe otra mejor para ese grupo. Cita también a José Gimeno
Sacristán quién dice que hay esquemas prácticos de acción, que
son formas de comportarse y operar en contextos complejos; que deben
ser flexibles para adaptarlos a situaciones diversas, no entenderlos
como recetas terminadas; deben ser ajustados a cada situación.
Continúa con las
ideas de Bárbara Rogoff quién plantea la participación guiada,
donde el otro va haciendo conmigo, se da un traspaso paulatino del
control de la autoridad. El otro es el dueño de su propio
aprendizaje, con una docente que sabe dar el espacio y la palabra.
Le da una
importancia radical a las concepciones ideológicas que cada uno
tiene aunque no se vean en cada palabra que se dice pero si en el
modo el modo en que se interactua con el otro, no me digo todas las
clases que tipo de concepción del hombre tengo pero lo demuestro en
mis acciones. Permitiendo que el niño pueda cuestionarse, preguntar
aunque no se tengan todas las respuestas o que esta sea “porque así
son las reglas”.
El trabajo en equipo
tiene que ver con una concepción ideológica, que implica una
confianza en la potencialidad del propio grupo para generar
competencias y actitudes cómo la cooperación, la solidaridad o el
respeto de la diversidad.
Cuando nuestra única
modalidad es dictar cátedra nuestra autoridad pedagógica se a va a
tambalear. El trabajo en pequeños grupos donde se respete la opinión
del otro también es una opción ideológica.
Postman y
Weingartner plantean la enseñanza como actividad crítica. Se
pregunta que sucede con los modos de enseñar en la escuela ya que no
solo el contenido es lo que el alumno aprende, sino que también
aprende el modo en el que esto le es enseñado. Lo que nosotros
hacemos, lo que los chicos hacen, el ambiente que se genera; eso es
lo que los chicos aprenden; un ambiente de cuestionamiento, de
escucha, de critica. Lo que los alumnos hacen, eso es lo que
aprenden.
El mensaje es
transmitido silenciosamente a través de la estructura de la clase.
Si lo que los alumnos hacen es escuchar, permanecer sentados, creer a
ojos cerrados en la autoridad, repetir, preguntar sólo cuestiones
técnicas o administrativas, procurar “la” respuesta acertada;
¿qué es lo que aprenden? Aprenden la aceptación pasiva de ideas
versus la crítica positiva, aprenden que el fin de la educación es
recordar una colección de hechos inconexos, que vale más la
repetición que el propio criterio, que en la educación los
sentimientos no cuentan, que toda pregunta tiene siempre una única
respuesta acertada.
¿Cuáles son los
retos y perspectivas que tiene hoy un docente? Es un actor esencial,
necesario e imprescindible para entender lo que de verdad sucede en
el aula. No es un mero aplicador de técnicas de eficacia aprobada al
margen de ideologías, creencias y experiencias. Actúa con un
conocimiento profesional que no es neutro, sino que está filtrado
por su personalidad, su experiencia y su contexto laboral.
Cotidianamente el docente se enfrenta a situaciones cuya solución no
es ni la verdadera ni la única; sino casi siempre posible y
probablemente adecuada.
Ruth Harf finaliza
diciendo que la palabra tiene una fuerza enorme. Las palabras nos
cuidan, nos protegen, nos autorizan, nos dan el espacio y la
invitación democrática a hacerle lugar al otro, a velar porque ese
lugar sea habitable y receptor del otro.
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